Una vez llegado a Beee, el portero, que Edad Media más avanzada, con porteros en las discos y 'to' vamos, decía que hay no pasa nadie sin carne, “Po sin carne no se puede pasar...”, si amigos por esa frase se conocía a Joaquín Bahía, el portero de Beee, pero vamos no tenía muchas luces, por lo que burlarle no era una tarea complicada...
- El carnet, dijo Joaquín en un tono pausado mientras dos pelotas rozaban el suelo.
- Eeeehm... se me ha olvidado, contesto tímidamente Prieto.
- 'Po' sin eeeeel caaaaarneeeeee noooooooo zeee pueeee paaaaasa... dijo Joaquín mientras las bolas se caían definitivamente al suelo.
- Dejarme a mi, susurro Kukin... venga hombre que me ves todos los días entrar y salir ábrenos hombre que nos conocemos de 'to' los días...
- No si vuestras caras me suenan... pero sin eeeeeel caaaaarneeeee noooooo zeeee pueeeee paaaaaasar... dijo Joaquín mientras se escuchaban los grillos de fondo.
- Pero vamos a ver si vivimos ahí mismo en esa casa que se ve detrás de usted, venga no nos haga esto hoy que llueve tanto que nos va a salir brillo hasta en el ojete del culo... buen hombre, dijo Kukin perdiendo los nervios, pero de una manera muy educada...
- Vivís en una taberna, pregunto Joaquín, mientras las bolas empezaban a enterrarse en el suelo.
- Eeeeeeh.... ¡si! Dijo descaradamente Kukin.
- Haber empezado por ahí... pasad pasad... dijo Joaquín mientras apartaba las bolas para poder abrir la puerta... con mucha, muuuuuchaaaaaa tranquilidad.
Una vez dentro, los tres amigos... y Sampezon, entraron en la taberna para disimular, tomarse algo ya que estaban, intentar que a Sampezon le zurraran los borrachos de la taberna y luego buscar un verdadero sitio para descansar y buscar a Joroba al día siguiente. Pero la realidad fue muy diferente a los planes que tenían pensado. Prieto fue a por la birras, pero mientras observaba a un hombre encapuchado que se situaba en al esquina de la taberna, se tropezó con un borracho que pasaba por al lado suya, tirandoles las cerveza encima, que aunque no le importaba bañarse en cerveza, algo sagrado para el, no pudo soportar como algo tan sagrado caía al suelo, montando una tangana.
Tal fue la paliza que le estaban dando a Prieto que la rosquilla salio disparada hacia el techo de la taberna, introduciéndose en la boca de Jrodo al caer y haciéndole invisible al instante, trasladándose a un lugar tenebroso donde se encontraba el que no debe ser nombrado... a no que eso no era de esta, ¡Perdón, perdón! donde estaba ¡El Señor Pastelero! si,si, así, dicho con voz terrorífica. En ese momento escupió la rosquilla, apareciendo en una habitación colindante a la taberna junto al hombre encapuchado de la esquina que le dijo:
- No sabia que los hobbits tenían el poder de desaparecer, curiosa habilidad esa... ¿Y tu de quien eres?
En ese momento entraron en la sala los tres amigos encabezados por Sampezon empujado por Kukin y Tilly y más nervioso que un cafeinomano con parkintson le dijo:
- ¿¡D-D-D-eja-a-a a-a-a-lo en-n-en-en pa-a-az!?
- ¡Bu! contesto el hombre encapuchado burlándose de Sampezon y este dio un salto colgándose de la lampara del techo. Decidme ¿¡Quienes sois!? pregunto de nuevo el hombre encapuchado de forma airada.
Kukin y Tilly se reunieron en corro para ponerse de acuerdo y contestaron:
- YO SOY AQUEL NEGRITO DEL AFRICA TROPICAL... QUE CULTIVANDO CANTABA LA CANCIÓN DEL COLA CAO. Desentonaron a dúo Kukin y Tilly mientras Sampezon tocaba las palmas.
Enfadado por el canto de los dos amigos, saco su espada y se la coloco en la garganta a Prieto y volvió a preguntas.
- ¿¡Quienes sois!? y esta vez ¡dejarse de jueguesitos! Dijo cansado de los tres amigos el hombre encapuchado.
Así que Kukin y Tilly dejaron a un lado el monopoly y contestaron.
- Yo soy Tiliadoc Bravonavo y el es Kurrigrin Tumtupak, el que tienes con tu espadas es Prieto Topal-Bolso y el que esta colgado de la lampara puedes llamarle mmm...
- ¡Sampezon Gordín! interrumpió Sampezon, me llamo ¡Sampezon Gordín! volvió a repetir su nombre.
- Si... eso... lo tenia en la punta de la lengua, contesto con desprecio Tilly, ¿podemos seguir jugando? tengo una hipoteca que pagar ¡y los intereses del banco no esperan a nadie!
- Mmmm interesante los amigos de Joroba... dijo pensativamente el hombre encapuchado mientras guardaba la espada y miraba el agua caer por la ventana... ¡si! ¡que pasa mola un huevo! ¡sobretodo si estas en clases!
- ¿Conocías a Joroba?, pregunto Prieto ¿Quien eres?
- Podéis llamarme Tranca y si, conocía a Joroba, quede con él hace dos días aquí, me dijo que dos hobbits vendrían también, pero no esperaba a cuatro. explico Tranca... ¿Tranca? ¡que forma de llamar a alguien es esa!
- Podemos fiarnos de él ¿y si miente? insinuó desde su palco en to lo alto de la lampara Sampezon.
- ¡TU A CALLAR! dijeron en conjunto todos los allí presente.
- Debemos escondernos antes de que vengan los Picolos corruptos. Dijo Tranca mientras observaba la calle.
- ¿Picolos... corruptos? ¿y eso que son? pregunto Kukin mientras soltaba las fichas del monopoly y se incorporaba.
- No están vivos... pero tampoco puedes matarlos... ellos son... la puta ley, explico Tranca. Antaño fueron grande reyes humanos, pero vendieron su alma al Señor Pastelero y ahora se dedican a obedecer al señor oscuro y a requisar jamones... Esto último más como afición personal que como obligación, detallo Tranca mientras abrió la puerta e hizo una señal para que le siguieran.
Los amigos siguieron a Tranca y se registraron en un par de hostales, acabando por refugiarse en un establo abandonado donde solo había quedado algo de paja y grande cagadas monumentales... como no había suficiente paja en el establo... Sampezon tubo que dormir encima de una de ellas mientras los demás preparaban chiste para la mañana siguiente.
Esa misma noche volvieron a llamar a la puerta y Joaquín el portero fue abrir.
- Eeeeeel caaaaarneeeeeeee...
No termino la frase cuando la puerta se le echo encima siendo aplastando por los caballos de los Picolos Corruptos. Un minuto de silencio en memoria de Joaquín el portero... vale ya esta bien que me dejo muchas veces sin bocadillo... Los Picolos Corruptos entraron en hostal vieron el registro de los amigos y se dirigieron hacia su habitación... cuando entraron partieron la pana pero ellos no estaban y saltaron las alarma entre los Picolos Corruptos. ¿nos vamos a quedar sin jamón? se preguntaban entre ellos. Así que decidieron salir del pueblo a buscar por los alrededores a los hobbits, a los cuales, no encontraron, una lastima vamos.
A la mañana siguiente la compañía madrugo mucho y salio hacia Afemidel evitando caminos y cogiendo por los frondosos bosques, a pesar de las contantes quejas de Kukin y Tilly sobre las comidas.
- ¿Y el desayuno? ¿Y la comida de media mañana? ¿Y la comida? ¿Y la merienda? ¿y el aperitivo de antes de la cena? ¿y la cena? preguntaban constantemente Kukin y Tilly mientras el resto de la compañía pasaba de ellos mientras que Sampezon no podía hablar porque claro esta le toco llevar el equipaje del resto de la comunidad y no podía opinar... si no cualquiera lo aguanta.
Por el camino encontraron muchos sitios apasionantes, todos de un gran valor para la vista, una cagada de caballo, una cagada de lobo, una cagada de oveja, una cagada de un lobo mientras se comía una oveja... y en cada una de estas Trancas expiraba fuertemente y decía ¡Ah! ¡El mismo olor que en Jaén! Demostraba al resto de la compañía su cultura campera.
Después de tres días llegaron a la Colina de las tres ventoleras, Donde Trancas quería subir a vislumbrar Afemidel desde lo más alto a a la noche, donde las luces del afeminado pueblo elfo dejaban ver la localización de este. Mientras Tranca subía a lo alto, los hobbits acamparon más abajo y montaron guardia. Primero le toco la guardia a Kukin y Tilly mientras Prieto y Sampezon dormía. Algo raro había en que Sampezon no le tocara la primera guardia, y es que Kukin y Tilly tenían aún pendiente todo el botín que robaron al carnicero antes de encontrarse con Prieto y Sampezon y decidieron que era el momento de saborearlo. Todo iba bien hasta que por los orificios nasales de Prieto llego el olor a Chorizo al alcohol y panceta frita y al incorporarse vio una gran hoguera.
- ¡Que hacéis!¡No veis que nos pueden ver! grito exaltado Prieto.
- Teníamos hambre, contesto Tilly.
A lo lejos, los Picolos Corruptos vieron la hoguera y olieron el olor a fiambre de buena calidad.
- Mmmm... ¡Requisaaaar... Jamón...! dijo entre gruñidos uno de ellos.
Los Picolos Corruptos cabalgaron hacia la colina de las tres ventoleras mientras que los tres hobbits se apresuraron a subir hacia la cima de esta en busca de Tranca. Si he contado bien, tres, a Sampezon aunque empiece a hacerse habitual lo dejaron durmiendo... era un precio muy pequeño el que había que pagar por conseguir unos segundos de ventaja. Pero claro Sampezon al verse con el enemigo en los tacones, en vez de correr por el camino que llevaba a la cima, empezó a escalar como si de ello dependieran que lo condenaran a cadena perpetua con Aida Niza como compañera de celda y llevo a sacarle unos segundos de ventaja a los otros hobbits. En lo alto de la colina estaba oscuro pero parecía que no había nadie y los Picolos Corruptos empezaron a cercarlos.
- "¡No podéis escapar...! ¡somos la puta ley! ¡Darnos la rosquilla!" decían con voz tenebrosa.
- "¡Corre Prieto! ¡darle la rosquilla vamos!" decía Tilly acojonado por los nueves Picolos Corruptos.
- ¡Y los jamones! exigía el noveno de ellos.
- ¡Eso ni hablar! dijo Tilly mientras sacaba su espada.
Aunque los dos primeros pasos los hobbits aguantaron firme, al tercero ya empezaron a recular, y Prieto se tropezó con una piedra y se metió la rosquilla en la boca, casi atragantándose con esta, lo que le volvió a llevar a ese otro mundo extraño pero esta vez, los Picolos Corruptos si podían verlos y el noveno de ellos, si iban enumerado con una placa en el pecho, le clavo una daga ¡A que van a ser la puta ley en persona!
Agonizando en el suelo, Prieto vio como una sombra borrosa saltaba por encima de él, luchando contra los Picolos Corruptos. En ese momento, Prieto escupió la rosquilla y vio como Tranca ahuyentaba a los nueve Picolos Corruptos con su espada y una antorcha. Quizás eran sensibles al fuego, tal vez ser picoleto corruptos... quizás no sea siempre un buen recurso...
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