Mientras que Joroba buscaba y buscaba entre los libros de aquella polvorienta biblioteca, llena de arañas, cucarachas, ratas, ¡oh, un bibliotecario muerto! más arañas, etc. El enemigo avanzaba hacia los territorios de La Pollorca guiados por las palabras de Cullum.
Una noche oscura como otra cualquiera en La Pollorca, mientras Prieto admiraba la rosquilla frente a la chimenea, una sombra oscura rondaba por los alrededores. Prieto asustado se levanto y se acerco a la ventana, donde no vio nada, pero al darse la vuelta se encontró a Joroba que estaba allí de pie mirándole fijamente, como hará para entrar en las casas sin que nadie se entere de la puerta, un allanador profesional. Después de bajar las bolas a su sitio natural, Prieto le ofreció un chocolate con churros a Joroba, mientras este le contaba lo que descubrió en la biblioteca de Rocaburg. A Joroba no se le apetecía mucho contarlo, pero eran chocolate con churros, ¿Quién se iba a resistir a eso? Así que se dispuso a contarla:
- Todo comenzó en la Segunda Edad de los hombres…
Eran los tiempos de Alubil, rey de Inodoror, donde la raza de los hombres tenía que hacer frente a las tropas viñorcas. La guerra era feroz y sangrienta entre ambos lado de la cama... Pero los elfos tuvieron una idea para controlar el poder de este mundo. En principio la idea original era teñir a los animales de rosas, pero ante el descontento de los enanos que exigían que fuese algo más varonil y los hombres delante de sus mujeres echandoles miradas de desagrado, decidieron apoyar a los enanos, cosa que provocó una lucha entre los enanos y los elfos que dura hasta hoy en día. En lugar de los animales de rosa, se decidió por rosquillas y dársela a los líderes de cada raza:
- Tres rosquillas para los elfos, sietes para los señores enanos y nueve para los hombres mortales, enumero Joroba mientras se tomaba una pausa para dar un sorbo al chocolate.
Pero este plan llego a los oídos del señor de Gordor, y decidió hacerse una rosquilla para gobernarlos a todos. Una rosquilla para engatusarlos a todos. Una rosquilla para engordarlos a todos. Una rosquilla de poder forjada en el monte del final del libro. Una rosquilla que solo podría ser controlada por su señor, El Señor Pastelero. Una rosquilla, elaborada a fuego lento.
Y así ante el avance de las tropas de Gouron, hombres y elfos, dirigidos por Alubil y Pendejold, se dispusieron a disputar, la última batalla, así con énfasis, en los aledaños de las tierras de Gordor. El enemigo no era fuerte, ya que se componía de tropas de estúpidos viñorcos, pero entonces apareció él, con su rosquilla y su barriga, quitándose tanto a hombres como a elfos de en medio con la grasa de su barriga. Ante la caída de su ejército, Alubil decidió hacerle frente pero lamentablemente no vio venir esa barriga con efecto que el Señor Pastelero le lanzo, disparando a Alubil por los cielos anotando gran "home run". Su hijo, Potandur, que también estaba en la batalla fue a su auxilio, pero cuando llego ya no se podía hacer nada por él. El cuerpo de Alubil yacía en el suelo junto a una peste flatulenta típica de los potajes. En ese momento el enemigo se le echo encima a Potandur, literalmente, quien intento coger la espada de su padre pero estaba atrapada entre la grasa de el Señor Pastelero, pero cuando este se levanto, quebró la espada, utilizando la empuñadura para cortarle la lengua del Señor Pastelero, fuente de su poder, las papilas gustativas y donde tenía la rosquilla.
Así el Señor Pastelero fue vencido, y los viñorcos salieron por patas y ese lugar se paso a llamarse la llanura de las tertulias entre hombres, elfos y viñorcos. Potandur recogió la rosquilla to chupeteada de la lengua del Señor Pastelero, pero no todo había acabado, aún quedaba una cosa por hacer, ya que al finalizar la batalla Pendejold se acerco a Potandur y lo llevo al monte del final del libro.
Quedaba algo por vencer aun, la rosquilla de poder. Pendejold insistió a Potandur de que arrojara la rosquilla a la lava, pero Potandur persuadido al oír las palabras de persuasión de la rosquilla, “Saboréame… saboréame mmm… ¡Ñam ñam!” se negó. “Echala al fuego, ¡humano de los cojones!” le insistía Pendejold airadamente, pero no le hizo caso y he aquí la bonita historia de como el doble horneado no triunfo en la Edad Media.
Quedaba algo por vencer aun, la rosquilla de poder. Pendejold insistió a Potandur de que arrojara la rosquilla a la lava, pero Potandur persuadido al oír las palabras de persuasión de la rosquilla, “Saboréame… saboréame mmm… ¡Ñam ñam!” se negó. “Echala al fuego, ¡humano de los cojones!” le insistía Pendejold airadamente, pero no le hizo caso y he aquí la bonita historia de como el doble horneado no triunfo en la Edad Media.
Poco más tarde Potandur fue emboscado cerca del Río que Moja, muriendo este en su propio vomito y perdiéndose la rosquilla en su caudal, hasta que con el paso del tiempo debió llegar hasta las manos de Cullum. Y el resto de la historia ya la conocemos... finalizo joroba.
- Y ahora las tropas viñorcas del Señor Pastelero vienen a recuperar la rosquilla única y devolverle su poder. Finalizando Joroba sin antes mencionar. Por cierto ¿te he dicho que han capturado a Cullum y ha desvelado tu posición y que ahora estarán de camino los esbirros del Señor Pastelero? Pues ahora sí...
- ¡Joroba no me jodas!¡Y ahora que hago! Pregunto con las cachas del culo solapadas Prieto.
- Lleva la rosquilla a Afemidel, reino de los elfos. Le ordeno Joroba con pose molona incluida. ¡JA!
- Pero si yo no sé ni donde queda eso. Dijo preocupado Prieto.
- ¡Qué fuerte! Sonó desde la ventana.
Entonces joroba saco el brazo y pesco un tío cuyos pezones asaltarían un banco por si solos. Efectivamente nos referíamos al tonto de Sampezon, que entre pataletas y lloriqueos pedía a Joroba que no le hiciese crecer barba.
- ¡Puto cobarde grasiento! Ahora tendré que matarte. Le dijo Joroba mientras se relamía de gusto con las imágenes de la sangrienta muerte de Sampezon, como muchos de nosotros.
- ¡No! no me mate señor Joroba, por favor aun no he escuchado el nuevo disco de Lady Gaga por favor. Rogaba Sampezon bochornosamente.
- Así no hay quien haga una carnicería no puedo matar gallinas como estas sería un tachón importante en mi currículo. ¡Acompañaras a Afemidel a Prieto! Sentencio Joroba. Reunirse conmigo en Beee, el pueblo donde crían ovejas fuera de La Pollorca, mira que criar ovejas existiendo Pollos...
- ¿Pero tú no vienes con nosotros Joroba? Pregunto Prieto saliendose el cardillo.
- ¡No! tengo cosas más importantes que hacer… como no protegerte a ti. Allí nos encontraremos. Dijo Joroba mientras salía por la puerta cogía el caballo y salía por patas.
Así que siguiendo el plan, Prieto se limpio el calzón cogió algunas cosas para el camino mientras que Sampezon seguía llorando en el suelo y se dispuso a ir hacia el noreste, esperando no ser capturado por los secuaces del Señor Pastelero.