- ¡Eso quédate ahí!, así pensarán que soy yo y te mataran a ti, hasta luego. Dijo Prieto con una sonrísa de oreja a oreja.
Lastima que esto no dio resultado, pues Sampezon se levanto como un rayo y empezo a correr para alcanzar a Prieto como si de Gacela Thomson se tratase. Claro esta que Prieto no paso por la casa de Sampezon, por lo este tubo que realizar el viaje con los mismos calzoncillos cagaos, lo que hacia desprender un curioso olor flatulento y asqueroso durante el viaje.
Para llegar a la aldea de Beee, Prieto y Sampezon, tenían que atravesar toda la región de Jigo Cerrado, cruzar la región de Bravonavo cruzando el río Bravidinio y adentrarse en el frondoso bosque de arboles viejos y mugrientos, donde la mayoría de hobits no se atrevían a entrar. Así que empezaron el camino hasta las afueras de Jigo Cerrado y en lo alto de una colina Prieto se detuvo para contemplar el pueblo al que a lo mejor nunca volvería, cuando se tiro un peo con redoble de tambor, el cual se trago Sampezon que iba atrás con la lengua fuera, y dijo “¡pa' tos utedes mamones!” se dio la vuelta y siguió el camino hacia las tierras de Bravonavo.
Una vez alcanzada las tierras Bravinavas, decidieron coger un curioso atajo, pasar por medio del huerto de maíz que tenía el Señor Carnicero. ¿Para que tenía un campo de maíz un carnicero? yo tengo una pregunta para ustedes, ¿En serio siguen haciendose preguntas?
Todo iba bien, hasta que a mitad de camino, escucharon un extraño ruido... “¡DEVOLMERME MIS JAMONES MALDITOS BANDALOS!” y Prieto y Sampezon echaron a correr tras escuchar el ladrido de los perros. “¿Pero que jamones hemos robados señor Prieto?” preguntaba Sampezon entre lagrimas, cuando se cruzarón con Kukin y Tilly que llevaban en la mochila un par de patas de jamón cada uno más diversos embutidos. Eso respondía al gordo de Sampanza que dejo de segregar liquido por sus ojos para pasar a segregar liquido de su boca. Después de hacer el paripe sin decir ninguna palabra, Tilly se acordo de que los perros les perseguían así que propuso dar de cebo a Sampezon y salir corriendo. Algunas persona pensarán que esto es inhumano, pero si te persiguen perros asesinos y tienes en mente lo plasta que es Panza, esa una grandisima idea y por supuesto, es lo que hicieron, pero por desgracia logro escapar del ataque de los perros asesinos y cuando encontró al grupo terminó tirándolos a un hoyo.
Lo que ellos no sabían es que esa torpeza de Sampezon, les iba a salvar la vida, ya que alguien encapuchado totalmente de negro, al que solo se le distinguía un tricornio, tras inspirar fuertemente dos veces dijo en un tono pausado, “¡JAMONES! ¡REQUISAR!” y salió corriendo. Entonces Prieto supo que él era el que le buscaba, y que tenían que abandonar La Pollorca lo antes posible, pero en ese momento al carajote de Sampezon se le ocurrió hacer un trueque, cambiar el caballo por los jamones, se ve que no entendía bien el concepto requisar, y entonces la sombra con tricornio se volvió y cabalgo hacia ellos mientras corrían entre los arboles hasta llegar al río Bravidinio, donde en una barca lograron despistarlo. Sampezon por poco no sube a la barca, pero en esta vez le esperaron. En el caso de no haberle esperado, ¿quien aprendería la lección de lo que significa “requisar” remando duramente?
Todo iba bien, hasta que a mitad de camino, escucharon un extraño ruido... “¡DEVOLMERME MIS JAMONES MALDITOS BANDALOS!” y Prieto y Sampezon echaron a correr tras escuchar el ladrido de los perros. “¿Pero que jamones hemos robados señor Prieto?” preguntaba Sampezon entre lagrimas, cuando se cruzarón con Kukin y Tilly que llevaban en la mochila un par de patas de jamón cada uno más diversos embutidos. Eso respondía al gordo de Sampanza que dejo de segregar liquido por sus ojos para pasar a segregar liquido de su boca. Después de hacer el paripe sin decir ninguna palabra, Tilly se acordo de que los perros les perseguían así que propuso dar de cebo a Sampezon y salir corriendo. Algunas persona pensarán que esto es inhumano, pero si te persiguen perros asesinos y tienes en mente lo plasta que es Panza, esa una grandisima idea y por supuesto, es lo que hicieron, pero por desgracia logro escapar del ataque de los perros asesinos y cuando encontró al grupo terminó tirándolos a un hoyo.
Lo que ellos no sabían es que esa torpeza de Sampezon, les iba a salvar la vida, ya que alguien encapuchado totalmente de negro, al que solo se le distinguía un tricornio, tras inspirar fuertemente dos veces dijo en un tono pausado, “¡JAMONES! ¡REQUISAR!” y salió corriendo. Entonces Prieto supo que él era el que le buscaba, y que tenían que abandonar La Pollorca lo antes posible, pero en ese momento al carajote de Sampezon se le ocurrió hacer un trueque, cambiar el caballo por los jamones, se ve que no entendía bien el concepto requisar, y entonces la sombra con tricornio se volvió y cabalgo hacia ellos mientras corrían entre los arboles hasta llegar al río Bravidinio, donde en una barca lograron despistarlo. Sampezon por poco no sube a la barca, pero en esta vez le esperaron. En el caso de no haberle esperado, ¿quien aprendería la lección de lo que significa “requisar” remando duramente?
Atravesado una vez el río, inmediatamente se adentraron en ese viejo y mugriento bosque de arboles caídos. Parecía fácil, pero después de tres día, se empezaron a preocupar, ya que era un trayecto de un cuarto de hora, y no había retenciones en la N40. Muertos de cansancio, hambre y sueño, los cuatro amigos decidieron echarse una siesta y continuar luego, pero a Sampezon le entro hambre y como Kukin y Tilly no le dejaban probar bocado de la mercancía robada, fue en busca de comida, encontrando setas, las cuales estaban tan ricas, como plagadas de esporas, que intoxicaron al tonto de Sampezon. Entonces, salido de la nada, apareció un hobits saltarín y bailarín to fumao, quien tenia la cura de las setas venenosas en su casa. El problema es que tenía tal ciego en lo alto después de fumar una plantas aromáticas, que no recordaba por donde se encontraba está. Tras una discusión con Prieto, Kukin y Tilly tratandole de convencer de que no se molestara, el hobit saltarín insistía, pero no se acordaba de por donde se llegaba a su casa. Finalmente lograron encontrar la morada del hobit saltarín y Sampezon llego cuando empezó a coger un color morado bastante gracioso para todo aquel que lo miraba fijamente. Después de tomar el antídoto se puso bien, recupero el color y sus compañeros empezaron a tirarle setas a ver si recuperaba el color morado de nuevo.
Una vez curado, Tim Marley, el hobit saltarín familia hobits lejana de Bob, les indicó el camino ha seguir:
- Teneis que coger todo recto, a la quinta bocacalle girais a la derecha luego a la tercera girais a la izquierda, a la segunda a la izquierda de nuevo, seguís ese camino dos bocacalles más y girais a la izquierda hasta llegar a casa de Tim Marley. Indico Tim Marley el camino que usaba para no perderse.
- Pero ese no es el camino hacia Beee, Tim, ese es el de para volver a tu casa. Le dijo Tilly.
- ¡Ah! Para ir a Beee, ¿eso no es lo que dicen las ovejas?
- Si, y también es un pueblo al otro lado de este bosque, le explicó Kukin.
- ¡Ah!, ¡si! Recuerdo que en mi juventud paraba allí por las noches, entonces debeis seguir este camino: tres paso para delante, uno para la izquierda otro para delante un dos tres un pasito pa tras. Empezó a cantar Tim.- ¡Eso es una canción! Dijo furioso Prieto.
- Es que estoy muy solo, y siempre he querido ser como mi familia lejana. Dijo con cierta tristesa Tim.
- ¿Cantante? Preguntó Sampanza to' cotilla.
- ¡NO! Exclamo Tim. Fumeta reconocido.
Después de este dialogo de besugos, Tim les indico el camino (todo recto) y se despidió después de entregarle unos folletos en los que se leia “pasen y vean al hombre más fumeta del bosque”. Y después de atravesar el bosque y un par de colinas bajo una cortina de agua que ni el diluvio universal, los cuatros hobits llegaron a Beee, lugar de ovejas.